¿Ya se fijó que parte de la solución a los muchos problemas que encontramos en la educación tienen que ver con la ignorancia de quienes en ella intervenimos? Y no me refiero solamente a los maestros, sino también a las autoridades educativas y a los padres de familia.
La formación continua y la capacitación, por un lado, y la organización y comunicación, por la otra, nos brindarán el escenario requerido para arribar a la tan ansiada calidad de la educación. Ponernos de acuerdo entre los que intervenimos en el hecho educativo se torna fundamental: de poco o nada sirve que un buen maestro domine una metodología (método, técnicas, procedimientos) para propiciar el aprendizaje, si la autoridad educativa (director de la escuela, supervisor escolar, etcétera) no la conoce ni mucho menos domina, y no permiten que el docente tenga a los niños fuera del salón de clases, por ejemplo. De poco o nada sirve que el profesor domine una metodología para la lecto escritura, si en casa la abuelita o la mamá insisten en “enseñarle” al pequeño a leer y a escribir “como a ellas les enseñaron”.
Y en medio de esta “desorganización” los que pagan los platos rotos son los alumnos.
De allí, la importancia de que el maestro sea un líder académico para que pueda seguir siendo el eje rector del hecho educativo. Cuanto mejor esté preparado, mayor autoridad moral tendrá para propiciar la organización y comunicación con los otros elementos del quehacer educativo.
Por ello continuemos aportando elementos para la mejora continua, además de para la comprensión de muchos actuaciones y conductas de los estudiantes.
Teoría de los hemisferios cerebrales:
Si bien es cierto que siguiendo un orden progresivo (más que de importancia o cronológico) primero deberíamos haber planteado esta teoría y luego la de los estilos de aprendizaje, permítame amable lector esta licencia.
La teoría de los hemisferios cerebrales alude a la estructura y función del cerebro humano, el cual se divide en dos hemisferios, (cada uno con cuatro lóbulos, conectados entre sí por el corpus callosum). Cada hemisferio procesa la información que recibe de distinta manera o, dicho de otro modo, hay distintas formas de pensamiento (y de aprendizaje) asociadas con cada hemisferio.
El hemisferio lógico, normalmente el izquierdo, procesa la información de manera secuencial y lineal; forma la imagen del todo a partir de las partes y es el que se ocupa de analizar los detalles; piensa en palabras y en números.
El hemisferio holístico, normalmente el derecho, procesa la información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes que componen ese todo; es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes y sentimientos. Aunque no siempre el hemisferio lógico se corresponde con el hemisferio izquierdo ni el holístico con el derecho en un principio se pensó que así era, por lo que con frecuencia se habla de alumnos hemisferio izquierdo (o alumnos analíticos) y alumnos hemisferio derecho (o alumnos relajados o globales).
Para poder aprender bien necesitamos usar los dos hemisferios, sin embargo la mayoría de nosotros tendemos a usar uno más que el otro, preferimos pensar de una manera o de otra, lo que determina nuestras habilidades cognitivas ya que cada manera de pensar está asociado con distintas habilidades en función del modo de pensamiento que prefieran.
Continúa.
¿Ya se fijó?
