Mali, estratégico en la inmigración hacia Europa

Reporte5.com En el aeropuerto internacional de Bamako, la capital de Mali, se puede presenciar una imagen que en los últimos meses se da con cierta frecuencia: un comité de bienvenida en la pista formado por periodistas, funcionarios y miembros de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que esperan la llegada de un vuelo especial.

Cuando se abre la puerta del avión, bajan las escaleras lentamente un grupo de personas desconcertadas e iluminadas por los flashes de los fotógrafos. «Hoy estamos aquí para dar la bienvenida con los brazos abiertos a los hijos de Mali que han decidido regresar a casa», dice con cierta retórica Moussa Koné, jefe de gabinete del Ministerio de los Malienses en el Extranjero. Y añade: «Entre ellos también hay presos liberados de las cárceles libias y reportados a Mali gracias a la intervención de nuestra embajada en Libia y de la Organización Internacional para las Migraciones».

Al bajar de la aeronave proporcionada por la OIM, los migrantes malienses suben a un autobús en dirección a la oficina de protección civil de Bamako. «Hacía cinco años que no venía a la capital, ha cambiado mucho», exclama desde su asiento Douda Ouattara, que era poco más que un niño cuando decidió irse a Europa. «Me siento feliz -confía a baja voz-, aunque no sé qué decirle a mi padre considerando que vuelvo a casa con las manos vacías, sin un solo franco».

Las historias de los migrantes que han pasado por las cárceles libias están llenas de abuso, extorsión y racismo. «Mi hermano menor murió en su celda. Era demasiado débil, no pudo resistir las condiciones en las que lo tenían». Douda dice que pasó más de un año de prisión. Agrega que trató de cruzar el mar “varias veces y siempre me detenían. Mi familia siempre tuvo que enviarme dinero para los milicianos libios para que me liberasen”. “La última vez que intenté la travesía fue en noviembre pasado. Éramos unos centenares de personas sobre un pequeño casco de madera y empezó a entrar agua tras unas pocas horas de navegación. Nos salvamos sólo siete gracias a la ayuda de un petrolero», recuerda.

El autobús pasa por delante de la estación desde la que Douda se había ido, cosa que le hace sentir todavía más melancólico. Cerca de la estación de Sogoniko, símbolo de la migración que sale o pasa por Bamako, está la sede de la protección civil. Aquí a los migrantes los identifican, los vacunan contra la fiebre amarilla y les dan comida y cama por la noche antes de acompañarlos a sus lugares de origen al día siguiente. El regreso de los migrantes al país es un fenómeno relativamente nuevo y creciente, que también presenta casos diversos y menos dramáticos que el de los jóvenes malienses que vuelven de las cárceles libias. Por ejemplo, la historia de Moussa Sissoko, que, después de mucho tiempo en Francia sin permiso de residencia, decidió volver a Mali para hacer realidad su sueño: abrir una pizzería en Bamako. «Los 20 años que pasé en Francia -cuenta- me los pasé casi todos en la cocina. En París trabajé durante cinco años para un italiano que me enseñó los secretos de la cocina italiana, después también aprendí algunas especialidades francesas”. “Soy completamente autodidacta, no tengo ningún diploma, lo he aprendido todo con la práctica. Desde que me fui a Francia siempre soñé con volver a Mali, pero no sabía cómo hacerlo. Sabía perfectamente que en Mali nadie me daría trabajo y tendría que inventarme uno. Lo que aprendí en Europa no tiene precio, y es muy, muy importante: ahí recibí, antes que nada, una educación”, afirma. “No es que no la hubiese recibido ya en Mali, pero me refiero a otra educación. Estoy hablando, por ejemplo, de la cultura de la ganancia y la excelencia. Así que me dije a mí mismo: vuelvo a Mali, abro un restaurante, trato de ganarme la vida poniendo en práctica lo que he aprendido y además puedo formar a jóvenes en la cocina, para que al menos aprendan un oficio», explica. Y añade: «Aparte de estos aspectos positivos, la migración tiene también inconvenientes.

Nuestros pueblos, por ejemplo, se han vaciado de nuestros mejores jóvenes. Los que se van, de hecho, son a menudo los jóvenes más fuertes, sanos y capaces, y dejan atrás un enorme vacío”. “Después –dice- hay que añadir que hoy en día todos vienen a hacer negocios en África porque es el único continente que aún no se ha desarrollado.

 En Europa, sin embargo, hay crisis y ya no hay trabajo. Incluso cuando se encuentra un puesto de trabajo los salarios no son suficientes para ahorrar. Francia, como todas las partes de Europa, hoy no es como antes, y migrar ahí ya no es posible».

La Unión Europea señala a Mali como un país de interés prioritario para el control de las rutas del Mediterráneo central. Por lo tanto, la diplomacia europea ha desarrollado los denominados “compact”, unos acuerdos de cooperación para el control de los flujos migratorios. A finales de diciembre los funcionarios europeos anunciaron la histórica firma en la embajada de los Países Bajos en Bamako del primer “compact” con Mali, que debería incluir un acuerdo sobre las readmisiones.

El uso del condicional es necesario porque, bajo la presión de la opinión pública local, el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keïta, ha querido aclarar que se trata simplemente de una «declaración de intenciones», sin ningún valor jurídico real. Sin embargo, esta firma fue seguida por una acción política concreta: recientemente dos migrantes expulsados de Francia fueron rechazados por la policía de fronteras de Mali en el aeropuerto de Bamako porque tenían sólo el «salvoconducto europeo», que cuenta con una fuerte oposición por parte del gobierno maliense. De hecho, no es casualidad que el salvoconducto europeo -documento que permite a los países de la UE deportar a los migrantes sin consulta previa a los representantes diplomáticos del país de origen- sea uno de los pilares del “compact” junto con el retorno, la readmisión y la reintegración en el país de origen.

El envío de «oficiales de enlace» malienses a Europa para facilitar la identificación de los migrantes que deberían ser deportados es otro punto clave. Mali, con esta iniciativa de carácter populista, crea un precedente legal que parece estar destinado a complicar la firma de los “compact” de otros países africanos. Notimex.