REFLEXIONES// ¿Por quién inclinaría la balanza?

Cuenta la historia que un Rey engendro tres hijos, dos varones y una mujer.  Los  tres  crecieron, teniendo una convivencia muy cercana, al punto que el joven de en medio llegó a sentir atracción por su hermana. Era tal el sentimiento que le embargaba que llegó a enfermar por ello.

Enflaqueciendo acudió a visitar a su primo y mejor amigo para contarle su pena. Sin embargo, él lo ánimo a tenderle una trampa para que ella se acercará. “Finge que estas enfermo para  que ella te atienda”, le sugirió el hombre.

Siguiendo el consejo de su amigo, aprovecho un día que el rey le visitaba,  pidió a su hermana le preparará un alimento pues se sentía enfermo, para ver si así se recuperaba.

El rey mandó a su hija que atendiera a su hermano. Ella con la naturaleza que le caracterizaba obedeció. Preparo de comer. Mientras el joven inquieto, ordeno a los sirvientes retirarse.

La tomó por la fuerza y una vez que abusó sexualmente de ella,  desecho como un objeto y exigió a sus sirvientes llevársela. En tanto, el hermano mayor al enterarse de que un hombre violo a su hermana, juro venganza. Al paso de dos años, asesino a su hermano.

Si un padre establece los mismos derechos, principios, normes y reglas ¿cómo pueden los hijos actuar tan diferente sin son educados de la misma forma?  Cuándo los educas y miras crecer ¿dónde están tus ojos puestos? ¿Les pones atención a su proceder?

En el caso anterior ¿Sobre quién tendría que inclinar la balanza el rey? Sobre su hijo, el violador, sobre el asesino o en la victima. Los tres son sangre de su sangre y los amaba. En la actualidad resulta que los padres enfrentan la misma circunstancia. Tal pareciera que desconocen qué hacer cuando tienen varios hijos o uno sólo,

Los hijos crecen, toman  rienda de su vida, a su manera según sus intereses y criterios, no importan los sentimientos de sus progenitores, ni sus principios, ni reglas. Creemos que la sociedad ha cambiado y los roles ya no son los mismos, sin embargo, la autoridad paterna no debe desvirtuarse creyendo que es autoritarismo, por el contrario, asumir la responsabilidad del actuar de los hijos se hace desde que ellos son pequeños, dirigiéndolos, proyectándolos, cumpliendo con el papel de ser padres porque aman a sus hijos.

Amar no es otorgarles todo lo que demanden. Amar no es hacer la voluntad del hijo. Amar no es darle a los hijos lo que pidan por miedo a que se vayan de la casa y  se corten las venas, se vuelvan bulímicos o anoréxicos. Amar no es tenderles la alfombra roja porque aportan una cantidad económica. Amar no es obedecerle porque habla más fuerte o porque es más alto.

El rey al saber que su hijo fue  asesinado por su hermano por violar a su hija, rasgó sus vestiduras como muestra de desacuerdo.

Como rey le correspondía decidir qué hacer según las reglas y principios. Como rey le correspondía emitir un juicio, sin embargo el hijo no espero.

En algunos casos, los hijos quieren tomar el lugar del padre o la madre para decidir que se hará en el hogar, ya sea porque se sienten grandes, porque trabajan, porque creen al padre o la madre ignorantes e inferiores,  según su visión de vida, olvidando que sus progenitores todavía son lúcidos para decidir, ejecutar y actuar.

¿Usted qué haría?¿ hacia quién inclinaría su balanza?

Otra cara de la vida