Río de Janeiro, Brasil, Reporte 5.- Como nómadas, los hinchas argentinos se trasladan a esta ciudad para ser actores de reparto en la película del próximo domingo: la gran final de la Copa del Mundo de fútbol entre Argentina y Alemania.
La mayoría llega a la urbe brasileña sin entradas para el partido e incluso sin reservas hoteleras, pero nada detiene a sus caravanas adornadas casi todas con los colores celeste y blanco, tan de moda por estos días tras el eclipse total del «amarelho».
Llegan y se posan, sueñan y meditan, cantan y cantan, de toda la vida estos hinchas son incansables, hiperquinéticos, triunfalistas, compartidores aunque un poco egocéntricos, pintorescos, filósofos del fútbol, son argentinos.
Esta vez tienen la miel en los labios, a Lionel Messi en la cabeza, a la Argentina en el corazón y el título mundial bien cerca, justo al doblar de la esquina.
Unos dicen que 60 mil, otros que 70 mil, el gobierno brasileño asegura que vendrán más de 100 mil argentinos, y muestra su buena voluntad al ponerle a su disposición la Plaza del Apoteosis, una vez que estos nómadas ya repletaron el Terreirao do Samba, un espacio colindante al Sambódromo, destinado al Carnaval de Río de Janeiro, el más famoso del mundo.
Además, las autoridades cariocas ofrecerán comida a precios muy bajos para los visitantes (de uno a tres reales), y dotarán la zona con cientos de baños públicos, amén múltiples garantías de seguridad.
Con el trono mundial en juego, Argentina enfrentará el próximo domingo a Alemania en el mítico estadio Maracaná, el templo sagrado del fútbol brasileño, con capacidad para 74 mil personas.
En ese mismo recinto debutó la escuadra celeste y blanca en esta Copa del Mundo, específicamente con triunfo 2-1 sobre Bosnia-Herzegovina en la clasificatoria del grupo F.
Aquel día, según datos oficiales, cerca de 100 mil argentinos poblaron Río de Janeiro y festejaron la primera victoria de su selección nacional, aunque el punto clímax llegó con el gol de Messi, que literalmente hizo temblar el Maracaná. La última vez que Argentina alzó el trofeo de campeón mundial ocurrió en la cita de México-1986, de la mano del genio Diego Armando Maradona.
Esta generación, liderada por Messi y Javier Mascherano, está a las puertas de una nueva conquista: la tercera estrella.
