EN LA OPINIÓN DE// Queda por siempre Don Jaime Almazán

QUEDA POR SIEMPRE EL JURISTA MEXIQUENSE, DON JAIME ALMAZAN DELGADO

El abogado que se conduce con ética, es capaz de destruir cualquier sometimiento que implique la renuncia a cualquier ideal, le convierte en un ser humano libre, soñador, un buen profesionista, distinguido por su valor, por su amor a la justicia y a otras buenas cualidades, que solo pueden ser consecuencia de la educación basada en principios y valores. Una de esas cualidades la constituye la honestidad.

Y en ese vínculo de ideas, el jurista debe ser un alma de hierro incorruptible, no debe dudar del camino que se ha fijado. Desde luego debe despojarse de todo sentimiento de adulación, servilismo e ineficacia dolosa. Así el actuar del jurista debe estar lleno de una honda de significación de lo que representa la justicia social y luchar por ella hasta lograrla.

Ejemplo de congruencia entre lo que se siente, se cree y se hace, así fue Don Jaime Almazán Delgado,  oriundo de Texcaltitlan, abogado de profesión destacando en su trayectoria innumerables cargos, fue Juez, Magistrado, Subprocurador, Presidente Municipal de Toluca, Presidente fundador del Tribunal Contencioso Administrativo, Secretario de Educación, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado, Consejero del Tribunal Superior de Justicia de la entidad y desde luego Presidente de Colegio de Abogados del Estado de México, donde en los últimos años formó parte de la Comisión de Honor Justicia y Premios, en la cual demostró su profundo afecto hacia su colegio, con su participación activa, enriqueciendo las acciones de un proyecto compartido, con su consejo siempre oportuno en beneficio de sus pares, pues él entendía mejor que nadie el valor de la palabra “hacer”, para su Colegio.

Sin embargo, en la memoria se hace presente, además de la silueta de gran jurista y destacado servidor público, que vivió para servir a alguien más, como él mismo pronunció; se tiene presente a un gran ser humano, hombre de gran mesura, a quien le distinguía su mirada llena de calidez, de esencia que exaltaba su sencillez, voz clara y sincera, pero sobre todo de una gran capacidad para compartir su talento a quienes con admiración y respeto escuchamos, pero también atendimos con cuidado sus reflexiones y acertadas sugerencias.

Por eso como muestra de agradecimiento, admiración y respeto, sonreímos a su recuerdo.

JAIMEEEE