REFLEXIÓN//Ante todo mujer

Esta mañana me levanté con la firme convicción de salir adelante. Buscaré reintegrarme al campo laboral y echar a andar aquellos proyectos que se habían empolvado.

He decidido cambiar de look, comenzando por esta cabellera que aunque es hermosa necesita un buen estilo, ayer me di un rico spa de cuerpo,  afine mis facciones con un poco de arreglo, cremas, astringentes, exfoliadores,  en fin lo que sea necesario.

Te preguntarás ¿acaso no lo hacía? o ¡qué descuidada!, veraz, llevaba casada con mi príncipe azul más de 20 años,  todo un tipazo,  según escuchaba decir a mis amigas y familiares,  y bueno en cierta forma lo era: caballeroso, atento, detallista, me hablaba por teléfono durante el día (lindo detalle), me llegaba de sorpresa para invitarme a comer, pero lo que más me enamoro de él, era esa libertad que me brindaba, no cuestionaba mi salidas ni mis entradas. A cada visita le agregaba una tarjeta, un lugar diferente, hasta que un día se bajó el telón para levantarse y abrir paso a un desconcertante final.

Recuerdo que ese día me levanté para reunirme en un lugar con un grupo de personas para tratar algunos asuntos de la empresa de mi padre. Ese día mi corazón decía no te levantes, sin embargo la responsabilidad llamaba. Me dirigí a trabajar y después de concluida la reunión, mi príncipe, mi amor llegó.

A distancia observe que alguien del grupo platicaba con él, mi corazón dio un vuelco cual nunca sentí jamás, me aproxime, mi amor se despidió,  pidiéndome que lo alcanzara al auto, pero mi corazón inquietó sólo atino a sondear que conversaban y sin que me dijera nada, descubrí entre líneas que mi príncipe quiso jugar al castillo y sus princesas.

Me serene y ya en el vehículo afirme que sabía su situación, él con la mirada al volante sólo asintió con la cabeza.

Poniendo las cartas sobre la mesa decidí perdonar si me hablaba con la verdad pero fui descubriendo que me habían ocultado más princesas.

Ha pasado el tiempo y puedo decirte que aprendí amarme y respetarme. Entendí que durante años, me olvide de la persona más importante que soy yo. Había olvidado que existía por amor a él.

¡Jamás iré detrás de otro príncipe azul,  porque más que una princesa. Soy una mujer!