En cierta ocasión escuche a una mujer que estaba muy alterad, solía decir: “Ya les dije no quiero sirvientes en la casa, pero mientras ellos vivan conmigo están obligados a recoger, limpiar y ordenar”.
A lo que su amiga le preguntó, ¿pero qué paso está vez? Llevo algo de tiempo dejándoles la responsabilidad de la casa, se que trabajan y estudian, pero ya no son bebés a los que se les tenga que decir que hacer y mucho menos que recojan todo el tiradero que hacen.
Si invitan amigos no me molesta, pero hace unos días decidí retomar mis labores de casa y me topé con cosas desagradables tales como: basura abajo de los sillones, una taza de varios días y con moho, una lata de coca con basura , bajo los cojines envoltura de galletas sus pinturas y maquillajes fuera de su lugar, su pinturas acrílicas manchando la mesa, y observe que que sólo hacían por encima los quehaceres.
Además de esto, deben de saber ya su situación en casa, no sus obligaciones o responsabilidades, sino que deben saber que son hijos, no patrones, y lo que usen lo lava, lo limpia o lo guardan.
Su amiga le comento: ¿y su papá, no le haz dicho? No, porque tal parece que le molesta la queja, el sólo se concreta en decir: ya hablare con ellos, no te enojes, son jóvenes.
Así fue la queja interminable de esta mujer, que en cada recuerdo de desorden se irritaba más y más. La familia es un grupo de personas que convive a diario en la misma casa, con los derechos y responsabilidades que cada uno conlleva, pero aquí podríamos hablar de violencia intrafamiliar o dentro del seno familiar.
Alguien dirá que no hay violencia porque no hay golpes, sin embargo la violencia también es emocional, y psicológica, algo que a todos se nos ha olvidado, porque si se violenta.
La emociones, los sentimientos y los pensamientos se van dañando de una u otra forma de manera consecutiva, y genera cambios de actitud en el integrante que constantemente se siente violentado ( que no se confunda el joven que no quiere hacer nada) este no es violentado.
En la mujer Llega a generar, frustración, irá, ansiedad, y el deseo de huir por sentir que todo marcha mal en el hogar, porque le hacen creer que es su culpa, incluso llegan a tener pensamientos suicidas como un escape.
Aunque la mujer juega ya un importante rol en el área laboral, continúa haciendo de manera constante las labores de su hogar pero con menos rendimiento ya que su estado de salud está en un deterioro continuo por trabajar a marchas forzada.
Reflexionemos: si todos en una casa nos servimos de todo lo que hay, tenemos la responsabilidad por amor a la familia de colaborar.
Escuche una vez decir: No es limpio el que recoge, sino el que no hace tiradero.
Otra cara de la vida.
