¿Ya se fijó? ¿La misma gata…?

El lunes 18 de agosto dio inicio el ciclo escolar 2014 – 2015 ¿Usted notó lago diferente, algo nuevo? Y me refiero no nada más a que en esta ocasión acudieron en todo el Estado servidores públicos de todas las dependencias del gobierno estatal y no solamente funcionarios de la secretaría de educación. Ello poco o nada incidirá en la mejora de la educación.

Por si no fue usted de los padres de familia que se quedaron a la ceremonia (a mi parecer fueron las mamás y algunos papás de los niños que ingresaron a primero de primaria), déjeme le platico que en esta ocasión todos y cada uno de los niños desde primero hasta sexto, recibieron una dotación de útiles escolares, que debió coincidir con los que los maestros pidieron, con la excepción de los pliegos de papel, los fólderes y alguna que otra cosa.

Y la cuestión no quedó allí, sino que también se entregaron computadoras personales de las llamadas tablets para todos los niños de quinto grado y sus maestros.

Es que este ciclo va aparejado con la reforma educativa, hay nuevas reglas; la educación básica en nuestro país avanzará sobre cinco orientaciones:

Primero: un programa de mínimos comunes que pueda ser situado y enriquecido en cada localidad y en cada región de México, para que nuestros niños adquieran al mismo tiempo una identidad universal y una identidad propia la de su tierra, la de su región, la de su pueblo; (algo similar a lo que ya está sucediendo en le educación media superior, donde se le llama “marco curricular común”).

Segundo; materiales educativos que permitan el estudio diversificado a través de retos intelectuales y que promuevan la capacidad de aprender de los educandos. (Las tabletas en quinto, por ejemplo).

En tercer lugar: una escuela centrada en el estudiante que dispone de las condiciones óptimas para llevar a cabo con ese propósito el soporte completo de la educación. (Priorizar el aprendizaje por la enseñanza. Ya lo hemos referido en esta columna).

En cuarto: apoyo a los maestros y a los supervisores, así como a los directores, para que sigan teniendo el aprecio y el reconocimiento social que todos les tenemos en México y, (no queda muy claro cómo será ello. Esperaremos).

Por último, una escuela donde la convivencia sana y pacífica se cultiva y práctica con esmero, dispuesta a formar en los valores de la democracia a las niñas y a los niños. (Más atención a los casos de bullying, replanteamiento del programa de “mochila segura”. Ojalá más civismo formativo y no teórico-memorístico, digo yo).

Muchas reformas han ido y venido sin resultado alguno. Siempre he pensado que no se trata solamente de la reforma en sí, sino del convencimiento que los docentes tengan y que quieran hacerlo. De otro modo volverá a ser “la misma gata…”

¿Ya se fijó?